Foto: Ángela López |
INGREDIENTES:
1/2 kilo de garbanzos
1/2 kilo de bacalao salado (media "bacalá")
1/2 kilo de patatas
3 ó 4 huevos
Pan del día anterior
3 ó 4 ajos secos
1 ramillete de perejil
1 ó 2 cucharaditas de pimentón
1 papeleta de azafrán
Aceite, sal y agua
PREPARACIÓN:
Ponemos a remojo el bacalao y los garbanzos y los dejamos toda la noche. Al día siguiente, tras cambiarles el agua, ponemos a cocer los garbanzos solos hasta que estén en su punto. Por otro lado freímos en una sartén el bacalao hecho trozos y enharinado (esta harina hará que luego se espese un poco el caldo) y lo vamos añadiendo a la olla con los garbanzos. También se sofríen en el mismo aceite dos o tres dientes de ajo laminados y un poco de pimentón. Y se añade también a la olla. Le cortamos las patatas y se las agregamos al conjunto y le ponemos la papeleta de azafrán.
Cuando esté todo cocido, sacamos la mitad del bacalao y lo desmigajamos para hacer las albóndigas. La masa la hacemos con el pan también desmigado, los dientes de ajo que nos quedan picaditos, el perejil también picado, la otra cucharadita de pimentón, un pelín de azafrán si queremos y los huevos crudos. Se va removiendo todo hasta que quede una pasta homogénea.
En otra sartén con abundante aceite vamos haciendo las albóndigas a mano y las freímos poco a poco. Conforme las vamos sacando de la sartén las vamos añadiendo a la olla con el resto del potaje. Les damos otros dos o tres minutos de cocción y ya está listo para servir.
Es costumbre en el pueblo apartar unas pocas albóndigas fritas y comérselas de aperitivo antes que el potaje. Es más, muchas veces se queda uno casi comido solo con estas deliciosas bolitas y dos o tres quintos.
Foto: Ángela López |
Qué rico
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