Con el nombre de "Carne membrillo" (carne de membrillo) se conoce en Moratalla al popular "dulce de membrillo", producido y consumido en muchas zonas de la península ibérica, siendo el más famoso el de Puente Genil. El membrillo es el fruto del árbol del mismo nombre que para consumir en crudo resulta bastante áspero y no muy agradable al paladar, pero preparado de esta forma se obtiene una pasta muy rica que puede acompañar o rellenar distintas preparaciones culinarias, como por ejemplo podría ser un simple bocadillo de carne membrillo.
MATERIALES:
- 10 o 12 membrillos
- Azúcar
- Limón
PREPARACIÓN:
Lavamos muy bien los membrillos, los metemos en una olla grande y los cubrimos de agua. Encendemos el fuego y los ponemos a cocer durante unos 40 minutos (dependiendo del tamaño de los membrillos). Si es en la olla a presión ("olla pronto", como decimos en el pueblo) bastará con unos 8 o 10 minutos. En este momento los escurrimos y los dejamos enfriar para poder manipularlos sin quemarnos las manos.
Cuando hayan perdido el calor de la cocción los pelamos, les quitamos el corazón y partimos la pulpa en trozos pequeños. Le podemos añadir un chorro de limón para evitar que se oxiden y se pongan oscuros. En este momento pesamos la fruta y le añadimos un 80% de su peso en azúcar (es decir, 800 grs de azúcar por cada kilo de fruta). Volvemos a ponerlos en una olla (a ser posible ancha y baja) y vamos removiendo a fuego lento para que el azúcar se vaya integrando con el membrillo. Cuando llevemos unos 15 minutos, podemos meterle la batidora a la mezcla para que se quede una pasta regular y luego seguimos cociendo hasta que adquiera uno color oscuro.
Vamos removiendo con una cuchara de madera y pasada una hora más o menos, cuando podamos dejar la cuchara clavada en la masa y no se caiga, es el momento de apagar el fuego. Ahora vertemos la pasta en moldes (lo más habitual es en tappers bajos y anchos), la dejamos enfriar y la pectina de la fruta hará que se solidifique con la típica textura gelatinosa que todos conocemos.
Este dulce puede aguantar mucho tiempo en el frigorífico, pues el azúcar es un conservante natural (más o menos como ocurre en el caso de la mermelada) y nos puede ser muy socorrido para improvisar meriendas, desayunos, para acompañarlo con quesos tiernos o curados o para elaborar postres de muchos tipos.
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