INGREDIENTES:
- 1 huevo (o 1 vasito de leche)
- 3 ó 4 dientes de ajo (al gusto)
- 300 cl. de aceite (de oliva o de girasol, según gustos)
- Medio limón
- Un espolvoreo de sal.
PREPARACIÓN:
Alioli de mortero |
Pelamos los ajos y los machacamos en el mortero con un espolvoreo de sal para que no resbalen mucho por las paredes del mismo. Luego separamos la yema del huevo y se la añadimos a los ajos, vamos removiendo en forma circular suave pero constantemente, para que vaya ligando la mezcla. Ya no podremos dejar de remover hasta que no hayamos acabado la salsa. Cuando lo tengamos ligado vamos incorporando el aceite (en este caso, mejor que sea de oliva) con un chorrillo muy fino. Conforme se vaya ligando le añadimos más, sin dejar de remover. Cuando hayamos conseguido echarle todo el aceite y que la pasta esté espesa, le podemos añadir (o no) el jugo de medio limón (aquí corremos el riesgo de que se corte y se quede blando, eso ya vosotros veréis). Y listo. A sopar!
2) METODO FÁCIL (con la batidora)
Ponemos todos los ingredientes de golpe en el vaso de la batidora. En este caso, el aceite puede ser de girasol o de oliva, según gustos, y el huevo va entero, con su clara y todo. Conectamos la batidora a máxima potencia y la aguantamos sin mover mucho hasta que la mezcla espese. Cuando haya espesado por la parte de abajo (en cuestión de unos segundos) podemos ir levantando muy despacio para que le entre el aceite que haya quedado arriba y se mezcle del todo. Listos de papeles.
Alioli con leche |
Haremos el mejunje igual que en el método 2 pero cambiando el huevo por un vasito pequeño de leche. En este caso se recomienda poner aceite de girasol, para que quede más suave. Este alioli se puede conservar fuera de la nevera sin ningún riesgo, y es ideal para llevarlo de merienda a un cortijo, al monte o a cualquier sitio, porque no se puede estropear.
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